sábado, 31 de diciembre de 2011

Camino- 1º fragmento

[...]
Y años después de comenzar a caminar encontró un pequeño cartel.
"Ya no hay nadie" ponía. Imaginó que habría llegado a la tierra sin personas de la cual le hablaron meses atrás.
Siguió caminando, pasó el cartel y éste cambió. "Ahora hay una persona".
Era un gran bosque, con grandes árboles blancos y grandes claros blancos también, debía ser invierno en aquella tierra.
Se estaba bien pensó, y eso que hacía frío.
Oyó un sonido: "Ras, ras, ras, ras...". Y sé extrañó.
-Aquí no hay nadie, solo yo, y estoy casi seguro que no estoy haciendo ese "ras, ras, ras, ras...".- Lo dijo en voz alta, no tenía sentido pensarlo si no había nadie alrededor.
-No te preocupes, soy yo.- Dijo un enorme y marrón oso mientras arañaba un árbol.
-¿Qué haces?
-¿Como que qué hago?
[...]

domingo, 18 de diciembre de 2011

Bum!

[...]
-¿Cómo estás?
-No me encuentro muy bien, la verdad.
-¿Qué te pasa?
-Pues no lo sé, creo que voy a estallar.
-Pero ¿Literalmente?
-Puede ser ¿Es importante eso?
-¡Claro! Ahora vuelvo, no te muevas.

Permanece inmóvil, desde siempre si le dicen algo, lo hace, aunque esta vez no, esta vez se sienta en el suelo ya que, claro, no se encuentra muy bien.
Mientras espera, se pregunta por qué no hay ninguna silla en la habitación, es más, no hay nada, acto seguido, se pregunta por donde habrá salido el otro si ni si quiera hay puertas o ventanas.

[...]

-Ya he vuelto.
-Ah, hola, has tardado mucho.
-Si, es que no lo encontraba por ninguna parte.
-¿El qué?
-El chubasquero.

[...]
Entonces, estalla en millones de partículas diminutas.
[...]

lunes, 28 de noviembre de 2011

I

El insomnio le hace salir al pasillo, camina unos metros y está oscuro, camina otros tantos y es su alrededor tan neutro como su pensamiento, se ha olvidado que hace allí.
Vuelve sobre sus pasos y cierra la puerta.

Enciende una lámpara fea que proyecta su luz contra el techo. Él, por su parte proyecta ahora por lo menos un millar de rayos de luz de color -diferentes todos-, éstos, que salen directamente de su cabeza, de las raices de sus cabellos son una estrepitosa corriente de calor y algo así como emociones.

La lámpara fea sigue encendida, ahora se respira frío, ahora los rayos son de un gris, azulado, muy ténue.
-¿No te parece un color muy bonito? Es mi favorito.
Apaga la lámpara fea.
-Sabes que aun tienes que estar dos horas o tres despierto, ¿No?
-Si, pero estoy bien.

Y se duerme.